Ese día la violencia se desbordó al comenzar el saqueo y
destrucción de locales comerciales, desde pequeños abastos hasta supermercados;
también fueron atacados diversos tipos de locales comerciales, talleres y pequeñas
fábricas; y tuvieron lugar intentos de penetrar por la fuerza en áreas
residenciales de sectores de clase media y alta. Los actos de violencia del 27
de febrero de 1989 tuvieron un carácter espontáneo; es decir, las acciones no
fueron dirigidas por organizaciones partidistas o de otro tipo, y en ellas se
combinaron actos violentos de protesta popular, junto con hechos de evidente
orientación delictiva. Por otra parte, esta situación se vio agravada a lo
largo de enero y febrero de 1989, cuando se desató el acaparamiento y la
especulación con los productos de primera necesidad, lo que causó
desabastecimiento e inflación.
Dado el carácter simultáneo, masivo, sorpresivo y violento
de los acontecimientos del 27 de febrero, las fuerzas policiales regulares
se vieron superadas por los mismos, dando la impresión de no saber cómo actuar
ante un fenómeno de violencia social de tal magnitud. En virtud del
desbordamiento de la situación, hacia el mediodía del día 28 el presidente
Pérez, reunido con el Consejo de Ministros, ordenó a la Guardia Nacional y al
Ejército reprimir los disturbios. Igualmente decretó el estado de emergencia,
previsto en el artículo 240 de la Constitución de 1961. Las Fuerzas Armadas
asumieron el control del orden público y se estableció un toque de queda a lo
largo del territorio nacional.
Como consecuencia de los actos de saqueo que
siguieron durante la suspensión de las garantías y la paralización del país, se
produjeron enormes pérdidas para los dueños de los locales comerciales y de los
transportes urbanos. El balance de pérdidas humanas dejado por los hechos del
27 de febrero de 1989 fue según cifras oficiales de 300 muertos y más de un
millar de heridos. Sin embargo, de acuerdo con algunos reportes extraoficiales
el número de muertos llegó al millar. La mayor porción de las víctimas de este
estallido resultó a consecuencia de la intervención de la Guardia Nacional y
del Ejército en el control del orden público, lo sería repudiado y serviría de
justificación para los militares que se alzaron el 4 de febrero de 1992.
En
Venezuela existen diferentes manifestaciones culturales, estas pueden variar de
región a región. Cada manifestación cultural, tiene características propias que
la hacen única y particular. Religión, artesanía, artes plásticas, entre otros, entran dentro de estas
manifestaciones y al pasar el tiempo se han vuelto muchas de ellas en
tradiciones.
Religión
La constitución establece la libertad
de culto y alrededor de un 88% de la población venezolana se
identifica como Católica en su mayoría pertenecientes a la Iglesia Católica Apostólica Romana;
el resto está conformado por personas que practican otras religiones como
la Islámica, Evangélica, Hinduista, Budista, Judaísmo, Santería y
otras acepciones del Cristianismo, entre otros;
mientras que algunos grupos practican religiones con algunas raíces prehispánicas.
Hay grupos de Ateos,
como en el resto del mundo. Una minoría que ha ido en aumento se ha unido
también a grupos religiosos norteamericanos, siendo los Testigos de Jehová, Mormones (Iglesia
de Jesucristo) y Adventistas del Séptimo Día los más importantes.
Los practicantes religiosos activos ; las poblaciones
afrodescendientes desarrollan una fe católica mezclada con religiones africanas
llamada Santería.
Artesanía
La historia de las artesanías y
los artesanos no pueden desprenderse de antecedentes que nos remontan a más de
14,000 años, cuando los primeros pobladores habitaban el actual territorio de
Venezuela. Los primeros pobladores desarrollaron técnicas propias de sociedades
cazadoras-recolectoras para la talla de piedras y maderas, con el fin de crear
objetos que favorecieran su interacción con el medio ambiente y el
aprovechamiento de sus recursos.
Tiempo después cuando el hombre y su sociedad desarrollan
conocimientos que les permiten el tratamiento de otros recursos naturales, como
la arcilla,
logran plasmar parte de su mundo y cosmogonía sobre la tierra modelada y
cocina. Los primeros vestigios cerámicos provienen del Orinoco medio, de las
tradiciones culturales conocidas como Saladoide y Barrancoide. Los
tejidos y la cestería fueron utilizados de manera utilitaria y en fiestas
sagradas. En los cementerios indígenas de
Quíbor —estado Lara— se han hallado restos de enteras tramadas que
servían de soporte a los cadáveres.
Las cestas eran utilizadas como urnas en donde se colocaban partes del
esqueleto ya seco para ser depositado en otros espacios como enterramientos
secundarios. Algunos fragmentos arqueológicos de cerámica muestran impresiones
de cestería que hacen pensar que ciertos tramados fungían como soporte de
grandes ollas o platos, mientras la piezas eran
decoradas o terminadas antes de ser quemadas. Muchas de las técnicas practicadas
en las artesanías actuales
tuvieron su nacimiento en este período histórico.
Artes plásticas
La pintura y la escultura venezolanas han sido
tradicionalmente influenciadas por el tema histórico y el proceso político
vivido por el país en su Independencia. Muchas
pinturas y esculturas decimonónicas a menudo se presentan como
representaciones de momentos clave de la historia, hechos heroicos, y alegorías
de la nación. Quienes destacaron en esta fase fueron Juan
Lovera, Arturo Michelena, Martín Tovar, Tito Salas,
entre otros. No obstante, la pintura romántica tuvo su mayor exponente en Cristóbal Rojas, quien
se apartó mayormente de esos temas generalizados.
Entre quienes han contribuido sobremanera al arte
cinético han
sido Carlos Cruz-Díez, Jesús
Soto y Juvenal Ravelo. Esta tendencia en particular se ha
hecho muy popular en el país, y existen obras de este tipo en varias
instituciones culturales, e incluso en autopistas, en el Metro y en aeropuertos
como el de Maiquetía.
El abstraccionismo y
el simbolismo tuvieron
uno de sus más grandes desarrolladores en Armando Reverón, cuya obra comienza a ser
redescubierta y reconocida internacionalmente. En
el abstraccionismo y el cinetismo también destacó Alejandro
Otero, mientras que el realismo
social estuvo ligado a la labor de César
Rengifo. Grandes paisajistas han
sido Manuel Cabré, Luis Álvarez de Lugo, entre
otros, destacándose en la pintura del cerro
El Ávila. Otro nombre es Pedro León Zapata, reconocido por ser un célebre
caricaturista. Otras tendencias en las artes pictóricas que se puede apreciar
en Venezuela en las obra del periodo colonial venezolano donde los motivos
religiosos asociado con la Virgen María, la natividad y la vida de Jesús son
preponderante en dicho periodo histórico. Otra
formas menos académicas pero muy populares en los finales del siglo XX y
comienzo del XXI lo constituye el muralismo y en la cual se encuentran gran
cantidad e de diseños y tendencias.
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